lunes, 7 de julio de 2014

Primer Capitulo de Blood of Olympus


Capitulo I 

JASON

Jason odiaba ser viejo.

Sus articulaciones dolían. Sus piernas temblaban. Mientras trataba de subir la colina, sus pulmones traqueteaban como si fueran una caja llena de rocas.
No podía ver su rostro, gracias a Dios, pero sus dedos eran nudosos y huesudos. Abultadas venas azules llenaban sus manos.

Incluso tenía ese olor a hombre viejo – naftalina y caldo de pollo. ¿Cómo era posible?, Había ido de dieciséis a setenta y cinco años en cuestión de segundos, pero el olor a hombre viejo sucedió instantáneamente, como boom. ¡Felicitaciones! ¡Tú apestas!

“Casi llegamos." Piper le sonrió  “Lo estás haciendo bien."

Fácil para ella decirlo. Piper y Annabeth estaban disfrazadas como encantadoras doncellas griegas. Incluso en sus blancos vestidos sin mangas y sus sandalias de cordones, no tenían ningún problema para andar por el camino pedregoso.

El cabello caoba de Piper estaba peinado en una rodete trenzada. Pulseras de plata adornaban sus brazos. Se parecía a una antigua estatua de su madre, Afrodita, lo cual Jason encontró intimidante.

Salir con una chica hermosa le crispaba los nervios lo suficiente. Salir con una chica cuya  mamá era la diosa del amor... bueno, Jason siempre tenía miedo de hacer algo poco romántico, y que la madre de Piper bajara desde el Monte Olimpo y lo convirtiera en un cerdo salvaje.

Jason miró hacia arriba. La cima estaba todavía a un centenar de yardas por encima.
"La peor idea del mundo. " Se apoyó en un árbol de cedro y se secó la frente. "La magia de Hazel es demasiado buena. Si tengo que luchar, voy a ser inútil."

"No vamos a llegar a eso.” Prometió Annabeth. Parecía incómoda en su traje de doncella. Ella seguía encogiendo los hombros para evitar que el vestido se deslizara. Su pelo rubio usualmente recogido se había deshecho en la parte posterior y colgaba como unas largas patas de araña. Sabiendo su miedo a las arañas, Jason decidió evitar el comentario.

"Nos infiltraremos en el palacio," dijo. "Obtendremos la información que necesitamos, y saldremos."

Piper bajo su ánfora, la alta jarra de vino de cerámica en la que su daga estaba escondida. "Podemos descansar un segundo. Recupera el aliento, Jason."

De su cinturón cintura colgaba la cornucopia – el cuerno mágico de la abundancia. Escondido en algún lugar de los pliegues de su vestido estaba su cuchillo, Katoptris. Piper no parecía peligrosa, pero en caso de necesidad, ella podía apuñalar con su cuchilla de bronce celestial o disparar a sus enemigos en la cara con mangos maduros.

Annabeth se colgó su propia ánfora sobre el hombro. Ella también tenía una daga oculta; pero incluso sin un arma, ella sí parecía mortal. Sus ojos tormentosos escaneaban los alrededores, buscando cualquier amenaza. 

Si alguien le pedía a Annabeth tomar un trago, Jason pensó que lo más probable fuese que ella pateara al tipo en la bifurcum. (Nota del traductor: Bifurcum es la palabra en latin para las partes de debajo de un hombre)

Trató de calmar su respiración.

Debajo de ellos, la bahía Afales brillaba, el agua era tan azul que podría haber sido teñida con colorante de comida. A unos cientos de metros de la costa, el Argo II reposaba anclado. Sus velas blancas parecían no más grandes que estampillas de correos. Sus noventa remos lucían como palillos de dientes. Jason imaginó a sus amigos en la cubierta siguiendo su progreso, turnándose para mirar a través del telescopio de Leo, tratando de no reírse mientras observaban al abuelo Jason cojear colina arriba.

"Estúpida Ítaca," murmuró.

Supuso que la isla era bastante bonita. Una cordillera de colinas boscosas torcidas hacia abajo en el centro. Laderas de color blanco tiza hundiéndose en el mar. Las ensenadas formando playas rocosas y puertos, donde casas de rojos tejados e iglesias de estuco blanco se situaban al abrigo de la línea de la costa.

Las colinas estaban salpicadas de amapolas, azafrán, y cerezos silvestres. El aire olía a mirtos. Todo era muy bonito – excepto la temperatura que era de unos cuarenta grados. El aire era tan vaporoso como en una casa de baños romana.

Hubiera sido fácil para Jason controlar los vientos y volar a la cima de la colina, pero no. Para mantener el sigilo, tenía que escalar como un tipo viejo con problemas de rodillas y aliento a caldo de pollo.

Pensó en su última escalada, hace dos semanas, cuando Hazel y él se habían enfrentado al bandido Sciron en el acantilado de Croacia. Al menos entonces Jason había tenido toda su fuerza. Lo que ellos estaban a punto de enfrentar sería mucho peor que un bandido.

"¿Seguro que es la colina correcta?" Preguntó. "Parece un poco –no sé– tranquila."
Piper estudió la cordillera. Trenzado en su pelo había una pluma de arpía azul brillante – un recuerdo del ataque de la noche anterior. 

La pluma no quedaba exactamente con su disfraz, pero Piper había derrotando a todo un rebaño de damas pollo por sí misma, mientras ella estaba de guardia. Ella había minimizado su logro, pero Jason podría decir que ella se sentía bien por ello. La pluma era un recordatorio de que ella no era la misma chica que había sido el pasado invierno, cuando llegaron por primera vez al Campamento Mestizo.

"Las ruinas están allá arriba," prometió. "Las vi en la hoja de Katoptris. Y tú oíste lo que dijo Hazel. La mayor–"

"La mayor reunión de espíritus malignos que jamás ha sentido," recitó Jason.  "Sí, suena increíble.”

Después de luchar en templo subterráneo de Hades, lo último que Jason quería, era tratar con más espíritus malignos. Pero el destino de la misión estaba en juego. La tripulación del Argo II tenía una gran decisión que tomar. Si elegían mal, ellos fallarían, y el mundo entero sería destruido.

La daga de Piper, los sentidos mágicos de Hazel, y los instintos de Annabeth, habían coincidido –la respuesta estaba aquí en Ítaca, en el antiguo lugar de Ulises, donde una horda de espíritus malignos se había reunido para esperar órdenes de Gea. El truco consistía en infiltrarse entre ellos, aprender lo que estaba pasando, y decidir el mejor curso de acción. A continuación salir, preferentemente con vida.

Annabeth se ajustó el cinturón de oro. "Espero lo disfraces resistan. Los pretendientes eran delincuentes desagradables cuando vivían. Si se enteran de que somos semidioses–”

“La magia de Hazel funcionará," dijo Piper.
Jason trató de creer eso.

Los pretendientes: un centenar de los más codiciosos asesinos malvados que jamás habían existido. Cuando Odiseo, rey griego de Ítaca, desapareció después de la guerra de Troya, esta turba había invadido su palacio y se habían negado a irse, cada uno con la esperanza de casarse con la reina Penélope y apoderarse del reino.

Odiseo logró regresar en secreto y asesinar a todos – la típica celebración de bienvenida. Pero si las visiones de Piper estaban en lo correcto, los pretendientes estaban de regreso, rondando el palacio donde habían muerto.

Jason no podía creer que estaba a punto de visitar el palacio real de Odiseo –uno de los más famosos héroes griegos de todos los tiempos. Claro, toda su misión había sido un evento alucinante tras otro. Annabeth misma acababa de volver del abismo eterno del Tártaro. Teniendo en cuenta eso, Jason decidió que tal vez no debería quejarse tanto de ser un anciano.

"Bueno..." él se apoyó en su bastón. "Si me veo tan viejo como me siento, mi disfraz debe ser perfecto. Sigamos.”

Mientras subían, el sudor corría por su cuello. Sus pantorrillas le dolían. A pesar del calor, se puso a temblar. Y por más que lo intentó, no pudo dejar de pensar en sus sueños recientes.

Desde la Casa de Hades, sus sueños habían sido cada vez más vívidos...

A veces, Jason se encontraba de pie en el templo subterráneo de Epiro, con el gigante Clitio cerniéndose sobre él, hablando en un coro de voces sin cuerpo: Les tomó a todos ustedes derrotarme. ¿Qué van a hacer cuando la madre Tierra abra sus ojos?

Otras veces Jason se encontraba en la cima de la colina Mestiza. Gea, la madre Tierra se levantaba del suelo – una figura hecha de remolinos de suciedad, hojas y piedras.

Pobre niño. Su voz resonaba a través del paisaje, sacudiendo los cimientos debajo de los pies de Jason. Tu padre es el primero entre los dioses, pero tú siempre eres el segundo mejor –con tus compañeros romanos, con tus amigos griegos, incluso con tu familia. ¿Cómo vas a probar que lo vales?

Su peor sueño comenzaba en el patio de la Casa del Lobo en Sonoma. Ante él estaba la diosa Juno, brillando con el resplandor de plata fundida.

Tu vida me pertenece a mí, su voz tronó. Un sacrificio que Zeus me dio. (Nota del traductor: La voz de Juno truena como si fuera el sonido del arma de su esposo Zeus, el rayo maestro)

Jason sabía que no debía mirar, pero no podía cerrar los ojos cuando Juno se convertía en una supernova, dejando al descubierto su verdadera forma divina. El dolor abrasó la mente de Jason. Su cuerpo se quemaba en capas como una cebolla.

Entonces la escena cambiaba. Jason se encontraba todavía en la casa del lobo, pero ahora él era un niño pequeño – no más de dos años de edad. Una mujer se arrodillaba delante de él, su aroma a limón tan familiar. Sus facciones estaban distorsionadas y confusas, pero él conocía su voz: brillante y frágil, como la capa más delgada de hielo sobre un río veloz de agua helada.

Regresare por ti, querido, ella dijo. Te veré pronto.

Cada vez que Jason se despertaba de esa pesadilla, con la cara bañada en sudor. Sus ojos se llenaban de lágrimas.

Nico di Angelo les había advertido: La Casa de Hades les traería sus peores recuerdos, haciéndoles ver y oír cosas del pasado. Sus fantasmas se volverían intranquilos.

Jason tenía la esperanza de que esos fantasmas particulares se mantuvieran alejados, pero cada noche los sueños empeoraban. Ahora él estaba subiendo a las ruinas de un palacio donde estaba reunido un ejército de fantasmas.

Eso no significa de Ella estará ahí, se dijo Jason
.
Pero sus manos no paraban de temblar. Cada paso parecía más difícil que el anterior.
“Casi llegamos," dijo Annabeth. "Vamos a–“

¡BOOM! la ladera retumbó. En algún lugar sobre la colina, una multitud rugió en aprobación, al igual que los espectadores en un coliseo. El sonido hizo que a Jason se le pusiera la piel de gallina. No hace mucho tiempo atrás, había luchado por su vida en el Coliseo romano ante una audiencia de fantasmas emocionados. No estaba ansioso por repetir la experiencia.

“¿Qué fue esa explosión? " se preguntó.

"No lo sé," dijo Piper. "Pero sonó como si estuvieran divirtiéndose. Vayamos a hacer algunos amigos muertos."

Capitulo Dos

martes, 1 de julio de 2014

Tercer Capitulo de Cohf (Avance)

CAPITULO TRES
Las aves de la montaña

Clary deposito la bolsa en el suelo cerca a la puerta y miró a su alrededor.

Podía oír a su madre y Luke moverse a su alrededor, dejando su propio equipaje, encendiendo las luces mágicas que iluminaban la casa de Amatis. Clary se abrazó a si misma. Todavía no sabían cómo Amatis había sido tomada por Sebastian. Aunque el lugar ya había sido revisado por los miembros del Consejo buscando algún tipo de material peligroso, Clary conocía a su hermano. Si andaba de humor, él habría destruido todo en la casa, sólo para demostrar que tenía el poder de hacerlo – transformar los sofás en astillas, romper el cristal de los espejos, volar las ventanas en mil pedazos.

Oyó a su madre suspirar con alivio y sabía que Jocelyn debía haber estado pensando lo mismo que Clary: para lo que sea que haya sucedido allí, la casa estaba en perfectas condiciones. No había nada allí que indicara que Amatis hubiera sido lastimada en su hogar. Los libros estaban en la mesa, los suelos estaban llenos de polvo, pero no había destrozos, las fotografías en las paredes estaban en una pieza.
Clary vio con una punzada de dolor que había una fotografía tomada hace poco cerca de la chimenea donde aparecían ella, Luke, y Jocelyn en Coney Island, con los brazos alrededor de cada uno, riendo.
Ella pensó en la última vez que había visto a la hermana de Luke, con Sebastian obligando a Amatis a beber de la Copa Infernal mientras ella gritaba. La forma en que su personalidad se había desvanecido de los ojos después de que ella se había ingerido el liquido de la Copa. Clary se preguntó si así era como se veía alguien muriendo.
No es que ella no haya visto la muerte, también. Valentine había muerto en frente a ella. Estaba seguro de que ella era demasiado joven para tener tantos fantasmas que la persiguieran.
Luke se había movido a mirar a la chimenea, y las fotos colgadas a su alrededor. Extendió la mano para tocar una que mostraba a dos niños de ojos celestes. Uno de ellos, el niño más joven, dibujaba, mientras que su hermana lo miraba con expresión cariñosa.
Se notaba que Luke estaba exhausto. Su viaje en Portal los había depositado en el Gard, y habían caminado por la ciudad hacia la casa de Amatis. Luke todavía hacia una mueca de dolor a menudo por la herida en su costado que no estaba sanada por completo, pero Clary dudo que fuera la lesión lo que le provocando tantas molestias. La tranquilidad en casa de Amatis, las alfombras en el suelo, los recuerdos familiares acomodados con cuidado – todo indicaba que una ordinaria vida fue interrumpida de la manera más horrible.
Jocelyn se acercó a poner la mano en el hombro de Luke, murmurando algo para tranquilizarlo. Él se giro, poniendo su cabeza contra el hombro de ella. Era más reconfortante que romántico de alguna manera, pero Clary todavía sentía como si hubiera interrumpido un momento privado. Silenciosamente tomó su bolsa de lona y subio las escaleras.
La habitación de huéspedes no había cambiado mucho. Pequeña; las paredes pintadas de blanco; las ventanas, circulares – una de ellas era la  ventana por la que Jace había pasado a través una noche – y la misma sabana de colores en la cama. Dejó caer su bolso en el suelo cerca de la mesita de noche. La mesita de noche, donde Jace había dejado una nota en la mañana, diciéndole que se iba para no regresar nunca más.
Se sentó en la orilla de la cama, tratando de sacudirse los recuerdos. Ella no se había dado cuenta de lo difícil que sería estar de regreso en Idris. Nueva York era su hogar. Idris era guerra y devastación. En Idris ella había visto la muerte por primera vez.
Su sangre estaba retumbando, latiendo en sus oídos. Quería ver a Jace, ver a Alec e Isabelle – ellos la hubieran consolado, le darían un sentido de normalidad. Ella fue capaz, débilmente, de oír a su madre y Luke moviéndose alrededor de la planta baja, incluso el tintineo de las tazas en la cocina. Ella se movió fuera de la cama y se sento en el piso, donde un baúl cuadrado descansaba. Era el baúl que Amatis había traído para ella cuando estuvo aquí antes, diciéndole buscara dentro para encontrar ropa.
Se arrodilló ahora y lo abrió. La misma ropa, cuidadosamente doblada entre capas de papel: uniformes escolares, suéteres formales y pantalones de mezclilla, más camisas formales y faldas, y debajo de eso un vestido que Clary primero había pensado que era un vestido de novia. Ella lo sacó. Ahora que sabia más de los Cazadores de Sombras y su mundo, sabía lo que era.
Ropa de luto. Un vestido blanco, simple, y una chaqueta ceñida al cuerpo, con runas plateadas de luto cosidas en el material y allí, en los puños, un diseño casi invisible de aves.

Garzas.
Clary puso la ropa con cuidado en la cama. Ella podía verlo, en su imaginación, a Amatis usando esa ropa cuando Stephen Herondale había muerto. Vistiendose con delicadeza, alisando la tela, cerrando la estrecha chaqueta, todo para llorar por un hombre con el cual ella ya no estaba unida. Ropa de viuda para alguien que no había sido capaz de llamarse a sí misma una viuda.
"¿Clary?" Era su madre, apoyándose en la puerta, mirandola. "¿Qué
son esos- Oh”. Ella cruzó la habitación, tocó la tela del vestido, y
suspiró. "Oh, Amatis.”
"Nunca superó a Stephen, ¿verdad?" preguntó Clary.

"A veces las personas no lo hacen.” La mano de Jocelyn se movió desde el vestido al cabello de Clary, peinandolo con una rápida precisión de madre. "Y nosotros los Nefilim – tendemos a amar de una manera muy poderosa. Enamorarnos una sola vez, para morir de dolor por el amor - mi antiguo maestro solía decir que los corazones de los Nefilim eran como los corazones de los ángeles: Sentían cada dolor humano, y nunca sanaban.”

"Pero tú lo hiciste. Amaste a Valentine, pero ahora amas a Luke.”
"Lo sé." La mirada de Jocelyn estaba en otro lugar. "No fue hasta que pasé más tiempo entre los mundanos que empecé a darme cuenta de que no era como la mayoría de los seres humanos pensaban sobre el amor. Descubri que es posible que tengas una pareja más de una vez, que tú corazón puede sanar, que puedes amar una y otra vez. Y siempre quise a Luke. Pude no saberlo pero yo siempre lo hice”. Jocelyn señaló la ropa de la cama. "Deberías usar la chaqueta de luto” dijo. "Mañana."

Sorprendida, dijo Clary, ― “¿Para la reunión?"

"Muchos Cazadores de Sombras han muerto y sido convertidos en Oscuros.” dijo Jocelyn. "Cada Cazador de Sombras ha perdido a un hijo, un hermano, una hermana, un primo. Los Nefilim somos una gran familia. Una disfuncional familia, pero. . .” Ella la tocó el rostro de su hija, su propia expresión oculta en las sombras. "Duerme un poco, Clary," ella dijo. "Mañana va a ser un día largo."

Cuando la puerta se cerró detrás de su madre, Clary se puso el camisón y luego subio a la cama. Ella cerró sus ojos y trató de dormir, pero el sueño no venía. Las imágenes seguían apareciendo detrás de sus párpados como fuegos artificiales: ángeles cayendo cielo; sangre dorada; Ithuriel encadenado, con sus ojos cegados, contandole de las imágenes de runas que él le había dado a ella a través de su vida, las visiones y sueños del futuro. Recordaba sus sueños con su hermano con alas negras que resumaban sangre, caminando través de un lago de hielo. . . .
Se quito la colcha de encima. Ella se sentía caliente e irritada, demasiado ansiosa como para dormir. Después de conseguir salir de la cama, bajo, en la búsqueda de un vaso de agua. La sala estaba medio iluminada, una tenue luz mágica derramándose por el pasillo.
Susurros venían de más allá de la puerta. Alguien estaba despierto, y hablando en la cocina. Clary se movió por el pasillo con cautela, hasta que los susurros comenzaron a tomar forma y se volvieron nítidas. Ella reconoció la voz de su madre primero, tensa por la angustia. "Pero yo simplemente no entiendo cómo pudo haber estado en la alacena” estaba diciendo. "Yo no lo he visto desde – desde que Valentine tomó todo lo que teníamos, en Nueva York.”
Luke habló: "¿No dijo Clary que Jonathan lo tenía?"

"Sí, pero entonces habría sido destruido con el horrible apartamento, ¿o no?." La voz de Jocelyn se levantó mientras Clary se trasladó al pie de la puerta de la cocina. "Con toda la ropa que Valentine compró para mí. Como si yo fuera a volver con él.”

Clary no se movio un milimetro. Su madre y Luke estaban sentados en la mesa de la cocina; su madre sostenia la cabeza en una mano, y Luke estaba frotando su espalda. Clary le había dicho su madre todo lo relacionado con el apartamento, sobre cómo Valentine lo había mantenido con todas las cosas de Jocelyn allí, creyendo que un día su esposa iba a volver y vivir con él. Su madre le había escuchado con calma, pero era obvio que la historia la había afectado mucho más de lo que Clary pensaba.

"Se ha ido, Jocelyn" dijo Luke. "Yo sé que puede parecer imposible. Valentine fue siempre una enorme presencia, incluso cuando estaba escondido. Pero ahora está realmente muerto.”
"Mi hijo no, sin embargo." dijo Jocelyn. "¿Sabes que yo solía sacar esta caja fuera y llorar sobre ella, cada año, en su cumpleaños?. Sueño en ocasiones, con un niño de ojos verdes, un niño que nunca fue corrompido con sangre de demonio, un chico que podría reír y amar y ser humano, y ese es el chico por el que lloraba una y otra vez, pero ese muchacho nunca existió.” 

Desahogate y llora por eso, pensó Clary – ella sabía sobre que caja estaban hablando. Una caja que era un monumento a un niño que había muerto, a pesar de que aún vivía. La caja contenía mechones de su pelo de bebé, fotografías, y un zapato pequeño. La última vez que Clary la había visto, la tenía su hermano. Valentine debió habérsela entregado, aunque nunca pudo entender por qué Sebastian la había guardado. Él no era para nada un chico sentimental.

"Vas a tener que decirle a la Clave,” dijo Luke. "Si es algo que tiene que ver con Sebastian, ellos querrán saber.”
Clary sintió su estómago retorcerse.

Segundo Capitulo COHF

CAPITULO DOS 
LEVANTARSE O CAER
Despertarse fue como caer en un baño de agua helada. Emma se sento rapidamente, saliendo del sueño, con su boca abriendose para gritar: “¡Jules! ¡Jules!” 
Hubo un movimiento en la oscuridad, una mano en su brazo, y una luz repentina que lastimo sus ojos. Emma boqueo y se lanzo hacia atrás, empujando los cojines— estaba en una cama, con almohadas atras de ella y las sábanas envueltas en su cuerpo. Pestañeo para acostumbrarse a la luz, tratando de enfocar.
Helen Blackthorn estaba junto a ella, sus ojos azul-verdes preocupados, con una piedra-runa de luz en su mano. Estaban en un cuarto con un techo a dos aguas, inclinado en cada lado, como en una cabaña de cuento de hadas. Una gran cama con cuatro postes estaba en el centro de la habitacion, y en las sombras detras de Helen, Emma pudo ver muebles: un gran armario cuadrado, un sofá largo y una mesa con patas desvalanceadas. “¿Don — donde estoy? ” Emma jadeo.
"Idris," Helen dijo, acariciando su brazo para tranquilizarla. "Llegaron a Idris, Emma. Estamos en el ático de la casa de los Penhallow" 
"¿Mi — mis padres?" Los dientes de Emma castañeaban. "¿Donde estan mis padres?" 
"Llegaste a traves del Portal, con Julian," Helen dijo gentilmente, sin contestar a su pregunta. "De alguna manera todos ustedes llegaron — es un milagro. La Clave abrió el Portal, pero ya sabes que es dificil viajar asi. Dru llego con Tavvy en sus brazos, y los gemelos llegaron juntos, por supuesto. Y luego, cuando ya casi habiamos perdido la esperanza, ustedes dos. Estabas inconsciente, Em." Peino el cabello de Emma lejos de su frente. "Estabamos tan preocupados. Deberías de haber visto a Jules —"

"¿Que esta pasando?" Emma demando. Se alejo de Helen, no porque no la quisiera sino porque su corazón estaba golpeteando. "¿Que ocurrio con Mark, y el señor Blackthorn —"
Helen vacilo. “Sebastian Morgenstern ha atacado seis Institutos en los ultimos días. Mató a todos o los convirtió. Puede usar la Copa Infernal para hacer que Cazadores de Sombras pierdan su identidad”
"Vi hacerlo," Emma susurro.  "A Katerina. Y luego convirtio a tu padre, tambien. Se lo iban ha hacer a Mark, pero Sebastian dijo que no lo quería ya que tenía sangre de hada." 
Helen se estremecio. “Creemos que Mark sigue vivo,” ella dijo. “Fueron capaces de rastrearlo hasta un punto donde desapareció, pero las runas indican que no esta muerto. Es posible que Sebastian lo tenga como rehén.” 
"Mis — mis papás," Emma dijo de nuevo, con la garganta seca. Sabía lo que significaba que Helen no le respondiera su pregunta la primera vez que la hizo. "¿Donde están? No se encontraban en el Instituto, asi que Sebastian no los pudo haber lastimado." 
"Em …" Helen exhalo. Se veía joven de repente, casi tan joven como Jules. "Sebastian no solo ataca Institutos; él asesina o secuestra a miembros del Conclave en sus hogares. Tus padres — la Clave intento rastrear los, pero no pudieron. Sus cuerpos estaban en Marina del Rey, en la playa, esta mañana. La Clave no sabe exactamente que ocurrio, pero …" 
La voz de Helen se volvio una cadena sin sentido de palabras, palabras como “identificacion positiva” y “cicatrices y marcas en los cuerpos” y “sin evidencia recuperada.” Cosas como “en el agua por horas” y “no había manera de trasportar los cuerpos” y “se dieron los ritos funerarios, quemados en la playa como lo pidieron, ya lo entenderas —” 
Emma grito. Era un grito sin palabras al principio, más y más fuerte, un grito que rompía su garganta y le trajo el sabor del metal a la boca. Era un grito de perdida tan inmenso que no se podía expresar con palabras. Era un llanto sobre tener el cielo sobre la cabeza, y el aire de los pulmones, arrancado por siempre. Grito y grito, y desgarro el colchón con sus manos hasta que lo atravesó, había plumas y sangre en sus uñas; Helen estaba sollozando, intentando detenerla, diciendole: “Emma, Emma, porfavor, Emma, porfavor.” 
Y hubo más luz. Alguien había encendido una linterna en la habitación, y Emma escucho su nombre, en una urgente pero suave voz familiar, y Helen la soltó y fue con Jules, inclinadose en la orilla de la cama, dandole algo para ella, algo que brillaba en dorado, con el nuevo haz de luz. 
Era Cortana. Desenvainada, puesta sobre sus palmas como una ofrenda. Emma creyo que seguía gritando, pero tomó la espada, con las palabras brillando sobre la hoja, quemandole los ojos: Yo soy Cortana, del mismo acero y temple que Joyeuse y Durendal
Escucho a su padre en su mente. “Los Carstairs han llevado esta espada desde generaciones. La inscripción nos recuerda a los Cazadores de Sombras que somos las armas del Ángel. Templa nos con fuego, y nos volvemos más fuertes. Cuando sufrimos, nosotros sobrevivimos”.
Emma se ahogo, tratando de aplacar los gritos, forzandolos hacia dentro y al silencio. Esto es a lo que su padre se refería: Como Cortana, ella tenía acero en las venas y se suponía que era fuerte. Incluso si sus padres no estaban alli para verlo, ella sería fuerte por ellos. 
Abrazo la espada sobre su pecho. En la distancia escucho a Helen exclamar y tratar de alcanzarla, pero Julian, Julian quien siempre sabia lo que Emma necesitaba, alejo a Helen. Los dedos de Emma rodeaban la espada, y la sangre fluia por sus brazos y pecho donde la punta cortaba su clavicula. No lo sentía. Meciéndose adelante y atras, ella se aferro a la espada como si fuera la unica cosa que siempre amo, y dejo que la sangre fluyera en lugar de las lágrimas.
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Simón no podía quitarse la sensación de tener un dejà vu. Habia estado alli antes, de pie justo afuera del Instituto, viendo a los Lightwoods desaparecer a traves de un brillante Portal. En esa ocasión, antes de que tuviera la Marca de Caín, el Portal había sido creado por Magnus, y esta vez estaba siendo cuidado por una bruja de piel azul llamada Catarina Loss.
Había sido llamado porque Jace quería hablar con el sobre Clary antes de desaparecer hacia otro país. 
Esta vez era Clary la que desaparecía con ellos. 
Sintio su mano en la de él, sus dedos rodeando con delicadeza su muñeca. Todo el Conclave — la mayoría de los Cazadores de Sombras de la ciudad de Nueva York — estaban cruzando las puertas del Instituto y pasando a traves del Portal. 
Los Lightwoods, como guardianes del Instituto, iban a pasar al ultimo. Simón había estado alli desde el inicio del ocaso, haces de luz rojiza deslizandose a traves de los edificios de Nueva York, y ahora las piedras - runa iluminaban la escena en frente de él, resaltando algunos pequeños detalles brillantes: el látigo de Isabelle, la chispa de luz que saltaba del anillo familiar de Alec cuando movia las manos, los reflejos en el cabello pálido de Jace. 
"Se ve diferente" Simpon dijo. 
Clary lo miro. Como el resto de los Cazadores de Sombras, estaba vestida con lo que Simón podía describir como una capa. Es lo que se usaba en el frío clima de invierno, hecho de un material pesado, de negro aterciopelado que se abrochaba en el pecho. Se pregunto donde lo había obtenido. Tal vez se hacían sobre pedido. “¿Que cosa?” 
"El Portal," el dijo. "Se ve diferente al que Magnus hace. Es más — azul"
"Tal vez tienen un estilo de moda distinto" 
Simón miro a Catarina. Se veía completamente eficiente, como una enfermera de hospital o una maestra de escuela. Definitivamente no como Magnus. “¿Como esta Izzy?” 
"Preocupada, eso creo. Todos estan preocupados"
Hubo un corto silencio. Clary exhalo, con su aliento flotando blanco en el aire de invierno. 
"No me gusta que te vayas," Simon dijo, al mismo tiempo que Calry decia, "No me gusta irme y dejarte aqui." 
"Estare bien," le respondio Simon. "Tengo a Jordan para cuidarme." De hecho, Jordan estaba alli, sentado en el borde del muro que rodeaba el Instituto, vigilando. "Y nadie ha intentado asesinarme en al menos dos semanas"
"No es gracioso." Clary lo regaño. El problema, Simon penso, era que se volvia dificil asegurarse que estaría bien cuando eras un Vampiro Diurno .
Algunos vampiros querían a Simon de su lado para beneficiarse de sus inusuales poderes. Camille intento reclutarlo, y otros tambien lo harían, pero Simon tenía la impresion de que la basta mayoria de los vampiros lo querían matar. 
"Estoy seguro que Maureen sigue deseando atraparme," Simon dijo. Maureen era la cabeza del clan de vampiros de Nueva York y estaba enamorada de Simon. Lo que podría ser menos incomodo si no tuviera trece años. "Se que la Clave aviso a la gente para que no me tocara, pero …"
"Maureen quiere tocarte," Clary dijo con una sonrisa. "Y en el mal sentido de la palabra."
"Callate, Fray" 
"Jordan la alejara de ti" 
Simon miro hacia delante, pensativo. Estaba intentado no quedarse le viendo a Isabelle, que lo había saludado de manera breve cuando llego al Instituto. Estaba ayudando a su mamá, su cabello negro flotando en la brisa. 
"Podrías acercarte y hablar con ella," Clary le dijo "En lugar de verla como un psicopata." 
"No la estoy viendo como un psicopata. Estoy mirandola sutilmente," 
"Se nota" Clary le dijo "Mira, sabes como es Isabelle, cuando está molesta, se aisla de los demás. Ella no habla con nadie, excepto Jace o Alec, porque no confía en otras personas. Pero si vas a ser el novio de la chica, tienes que demostrar que eres una de esas personas en las que puede confiar."
"Yo no soy su novio. Al menos, no creo que yo sea su novio. Ella nunca usó la palabra "novio", de todos modos."
Clary lo pateó en el tobillo. "Ustedes dos necesitan DLR más que cualquier otra pareja que haya conocido antes.”
"¿Definiendo relaciones por aqui?" dijo una voz detrás de ellos. Simon giro y vio a Magnus, muy alto resaltando contra el cielo oscuro detrás de ellos.
Estaba sobriamente vestido, pantalones vaqueros y una camiseta negra, una parte de su pelo oscuro sobre sus ojos.
"Veo que a pesar de que el mundo se hunde en la oscuridad y el peligro, ustedes dos se sientan a hablar acerca de las relaciones amorosas. Tipicos adolescentes"
“¿Qué haces aqui? " preguntó Simon, sorprendido como para contestarle algo más inteligente.
"Vine a ver Alec," dijo Magnus.
Clary levantó las cejas "¿Qué decias sobre de los adolescentes?"
Magnus levantó un dedo en señal de advertencia. "No te sobrepases, bizcocho” dijo, y se movió lejos de ellos, desapareciendo en la multitud alrededor del Portal.


“¿Bizcocho? Creas o no, él me ha dicho así antes", dijo Clary. "Simon mira" Ella se volvió hacia él, moviendo su mano fuera del bolsillo de sus jeans. Miró hacia abajo y sonrió. "El anillo", dijo. "Util cuando funcionaba, ¿no es así?"
Simon miro también hacia abajo. Un anillo de oro en forma de una hoja rodeaba su dedo anular de la mano derecha. En otros tiempos había sido una conexión con Clary. Ahora, con él de ella destruido, era sólo un anillo, pero él lo conservaba a pesar de todo. Sabía que era un poco más cerca a tener la mitad del collar de mejores amigos, pero no podía evitarlo. Era un objeto hermoso, y seguia siendo un símbolo de la conexión entre ellos.
Ella le apretó la mano con fuerza, elevando sus ojos a los suyos. Sombras se movieron en el verde de su iris, Simon sabía que ella tenía miedo.
 "Sé que se trata de una reunión del Consejo–" Clary comenzó a decir.
"Pero te vas a quedar en Idris."
"Sólo hasta que ellos puedan averiguar qué ha sucedido con los Institutos, y la manera de protegerlos", dijo Clary. "Entonces, volveremos. Yo sé que los teléfonos y mensajes y todo eso, no funcionan en Idris, pero si necesitas hablar conmigo, dile a Magnus, él hallara una manera de hacer que me llegue el mensaje.”
Simon sintió como su garganta se apretaba "Clary--"
"Te quiero", dijo. "Eres mi mejor amigo." Ella se soltó de su mano, sus ojos brillando. "No, no digas nada, no quiero que digas nada." Ella se volvió y casi corrió hacia el Portal, donde Jocelyn y Luke estaban esperandola, tres gruesas bolsas de lona llenas a sus pies. Luke miró a través del patio a Simon, con una expresión de concentración.
Pero ¿dónde estaba Isabelle? La multitud de Cazadores de Sombras había disminuido. Jace se colocó al lado de Clary, su mano sobre su hombro; Maryse estaba cerca del Portal, pero Isabelle, que había estado con ella-
"Simon", dijo una voz cerca de su hombro, y se dio vuelta para ver a Izzy, su rostro pálido entre el cabello oscuro y la capa, mirandolo, su expresión de mitad-enfado, mitad-tristeza. "¿Supongo que esta es la parte donde decimos adiós?"

"Esta bien" dijo Magnus. "Querías hablar conmigo. Habla."
Alec lo miró, con sus ojos abiertos por la sopresa. Ellos habían caminado a la otra fachada de la iglesia y estaban de pie en un pequeño, jardín congelado por el invierno, entre setos sin hojas. Gruesas enredaderas cubrían el muro de piedra y la reja oxidada cerca de ellos, ahora tan carcomida por el invierno que Alec podía ver la calle mundana a través de los agujeros en la puerta de hierro.
Una banca de piedra estaba cerca, su superficie rugosa incrustada con hielo.
"¿Yo quería qué?"
Magnus lo miró como si hubiera hecho algo estúpido. Alec sospechó que lo había hecho. Sus nervios se tambaleaban, como campanillas de viento, y había una sensación de nauseas en su estómago. La última vez que había visto a Magnus, el brujo se alejó de él, se había ido en un túnel subterráneo abandonado, haciéndose cada vez más pequeño hasta que desapareció de su vista.
Aku cinta kamu, le había dicho a Alec. "Te amo" en indonesio.
Esto le habia dado una chispa de esperanza a Alec, suficiente para haber llamado a Magnus decenas de veces, suficiente para mantenerlo cerca de su teléfono, su correo electronico, las ventanas de su habitación -- la cual parecía extraña y vacía sin Magnus en ella, no estando en su habitación -- buscando notas mágicas o mensajes.
Y ahora Magnus estaba de pie delante de él, con su despeinado cabello negro y pupilas verticales como de gato, su voz como melaza oscura y su bello rostro hermoso que no permitia tener una pista de lo que pensaba, y Alec sentía como si hubiera tragado pegamento.
"Querías hablar conmigo," dijo Magnus. "Asumí que para eso eran todas tus llamadas. Y porque enviaste a todos tus estúpidos amigos a mi departamento. ¿O eso se lo haces a todo el mundo?"
Alec tragó contra la sequedad de su garganta y dijo lo primero que se le vino a la mente. "¿Nunca vas a perdonarme?"
 "Yo–" Magnus miraba para otro lado, sacudiendo la cabeza. "Alec. Te he perdonado”
"Pues no lo parece. Estas enojado."
Cuando Magnus lo miró, fue con una expresión más dulce. "Estoy preocupado por ti", dijo. "Los ataques a los Institutos. Acabo de enterarme."
Alec se sintió mareado, Magnus lo había perdonado; Magnus estaba preocupado por él. "¿Sabías que nos vamos a Idris?"
"Catarina me dijo que había sido llamada para hacer un Portal. Asi que lo deduje" dijo Magnus ironicamente "Me sorprendió un poco que no me hubieras llamado o mensajeado para decirme que te ibas de aqui."
"Nunca contestas mis llamadas o mensajes” dijo Alec.
"Eso no te ha detenido antes"
"Todos se rinden eventualmente", dijo Alec. "Además Jace rompió mi teléfono."
Magnus solto una risa. "Oh, Alexander."
"¿Qué?" preguntó Alec, confundido de verdad.
"Eres tan– Tú eres tan– de verdad quiero besarte" Magnus dijo    abruptamente y a continuación, sacudió la cabeza. "Mira, es por esto que no he querido venir a verte."
"Pero estás aquí ahora", dijo Alec. Recordó la primera vez que Magnus lo había besado, fuera de su departamento, y todos sus huesos se habían vuelto líquidos y el había pensado Oh, bien, eso es lo que se supone que debería ser. Ahora lo entiendo. "Podrías–"
"No puedo", dijo Magnus. "Esto no funciona, no funcionaba. Tienes que darte cuenta de esto, ¿no lo crees?". Puso sus manos en los hombros de Alec; Alec podía notar el pulgar de Magnus contra su cuello, sobre su clavicula y todo su cuerpo salto de la emoción.
"¿No lo crees?" dijo Magnus, y lo besó.
Alec se inclino por el beso. Fue todo en silencio. Oyó el crujir de las botas en el suelo nevado cuando se movio hacia delante, la mano de Magnus deslizándose alrededor de su cuello para sostenerlo y Magnus sabia como siempre, dulce y amargo, y familiar Alec abrió sus labios para jadear o respirar o para absorber el aroma de Magnus, pero ya era demasiado tarde. Magnus se separó de él repentinamente, caminando hacia atrás y el beso llego a su fin.
"¿Qué?" dijo Alec, sintiéndose desconcertado y extrañamente sorprendido. " ¿Qué es lo que pasa Magnus?" 
 "No debí de haber hecho eso," dijo Magnus, rápidamente. Él estaba visiblemente agitado de una manera en la que Alec rara vez lo había visto, con un rubor a lo largo de sus pómulos.
"Te perdono, pero no puedo estar contigo. No puedo. No funciona. Voy a vivir para siempre, o al menos hasta que alguien finalmente me mate, y tú no, y eso es demasiado para ti–"
"No me digas lo que es demasiado para mí", dijo Alec muy serio.
Magnus rara vez parecía sorprendido que la expresión en su rostro parecía  extraña. "Es demasiado para la mayoría de la gente", dijo él. "Más para los mortales. Y no es sencillo para nosotros. Ver a alguien que amas envejecer y morir. Yo conocí a una chica, una vez, inmortal como yo–"
"¿Y ella estaba con alguien mortal?" dijo Alec. "¿Qué ocurrio?"
 "Él murió", dijo Magnus. Había un tono en la manera en la que lo dijo que hablaba de un dolor más profundo que lo que las palabras podían contar. Sus ojos de gato brillaban en la oscuridad. "No sé por qué pensé que esto funcionaria alguna vez", agregó. "Lo siento, Alec. No tendría que haber venido."
"No," dijo Alec. "No debiste."
Magnus estaba viendo a Alec un poco confundido, como si se hubiera acercado a alguien conocido en la calle sólo para descubrir que se trataba de alguien extraño.
"No sé porque lo hiciste", dijo Alec. "Sé que me he estado torturando por semanas y lo que he hecho,y como yo no lo debería haber hecho, nunca debi de hablar con Camille. Lo he sentido y lo he entendido y me he disculpado y ni siquiera estuviste ahí. Yo hice todo eso sin ti. Lo que me hace preguntarme que mas puedo hacer sin ti ”. Él miraba a Magnus pensativo.
"Fue mi culpa, lo que pasó. Pero también fue tu culpa. Creo que podría haber aprendido a no tomarle importancia de que eres inmortal y yo soy mortal. Cada uno obtiene el tiempo correcto para estar juntos y no más. Quizás no somos tan diferentes. Pero, ¿sabes que no puedo entender? Que nunca me dijiste nada, no se cuando naciste, no se nada de tu vida–cual es tu verdadero nombre o acerca de tu familia, o cual fue el primer rostro que amaste o la primera vez que te rompieron el corazón. Sabes todo de mi, y yo no se nada de ti, ese es el verdadero problema ."
"Te lo dije" le dijo Magnus suavemente, "En nuestra primera cita, que me aceptarías como soy, sin hacerme preguntas–―
Alec agitó el brazo. "Eso no es algo justo para pedir, y tu sabes–tu sabías–que yo no entendia mucho acerca del amor como para entender eso. Actúas como si fueras la parte perjudicada, pero tenías la ventaja en esto"
"Sí" dijo Magnus después de un momento. "Sí, supongo que lo hice."
"Pero ¿eso no cambia nada?" dijo Alec, sintiendo el aire frío en su caja torácica. "Contigo, nunca lo hace."
"No puedo cambiar", dijo Magnus. "Ha pasado mucho tiempo. Nos petrificamos, tu sabes, los inmortales, como los fosiles se ven convertidos en roca. Cuando te conocí pensé que toda esta maravilla y alegría y el que todo era nuevo para tí, me podría cambiar, pero–"
 "Transformate," dijo Alec, pero no lo dijo con el tono de rabia o desconsuelo que es lo él quería, sino que lo dijo de manera suave, como en un ruego.
Pero Magnus sólo sacudió la cabeza. "Alec", dijo. "Tu conoces mi visión , el de la ciudad hecha de sangre y sangre en las calles y torres hechas de hueso. Si Sebastian consigue lo que quiere, ese será este mundo. La sangre será sangre de Nefilim. Ve a Idris, estaras mas seguro, pero no confies y no bajes la guardia, te necesito para vivir" le dijo y se dio la vuelta, y de un golpe desaparecio.
Te necesito para vivir.
Alec se sentó en la banca de piedra helada y puso su rostro entre sus manos.
"No es un adiós para siempre", Simon protestó, pero Isabelle fruncio las cejas.
"Acercate", ella dijo, y lo tiró de la manga. Llevaba guantes de terciopelo rojo oscuro, y su mano lucia como una mancha de sangre en contraste con su chaqueta azul marino. Simon evito pensar en eso. Deseaba no estar pensando en sangre en momentos tan inoportunos.
"¿Dónde?"
 Isabelle rodó los ojos y lo arrastró hacia un lado, dentro de un nicho oscuro cerca de la puerta principal del Instituto. El espacio no era tan grande, y Simon podía sentir el calor del cuerpo de Isabelle – el calor y el frío no lo afectaban a el desde que se había convertido en vampiro, a menos que fuese el calor de la sangre. No sabía si era porque había bebido de la sangre de Isabelle, o si se trataba de algo más oscuro, pero era consciente del pulso de sangre a través de sus venas en una forma distinta a la de los demás.
"Me hubiera gustado ir contigo a Idris", dijo de golpe.
"Estás más seguro aquí," dijo ella, a pesar de que la mirada de sus ojos oscuros se suavizo.  "Además, no nos vamos para siempre. Los únicos Subterráneos que pueden ir a Alacante son los miembros del Consejo porque son los que van a tener una reunión, averiguar lo que vamos a hacer y probablemente nos llevaran de regreso. No nos podemos ocultar en Idris mientras Sebastian arrasa todo fuera de ella. Los Cazadores de Sombras no hacemos eso."
Él acarició su mejilla con un dedo. "¿Pero quieres que me oculte aquí?”
"Tienes a Jordan para que te cuide aquí” dijo ella. "Tu propio guardia personal. Eres el mejor amigo de Clary", añadió. "Sebastian lo sabe. Eres el material perfecto para ser rehen. Debes estar donde él no te encuentre."
 "Él nunca ha mostrado interés alguno en mí. No veo porque empezaría a hacerlo ahora.”
Ella se encogió, tirando de su chaqueta para abrigarse. "Él nunca ha mostrado ningún interés en cualquier persona, excepto Clary y Jace, pero eso no significa que no lo hará. No es estúpido." Dijo de mala gana, como si odiara darle demasiada importancia a Sebastian "Clary haria cualquier cosa por ti.”
"Ella haría cualquier cosa por ti también, Izzy." Y por la cara dudosa de Isabelle, le tomó con la mano su mejilla. "Bueno, si no te vas por tanto tiempo, ¿qué lo que hacemos aquí, entonces?"
Ella hizo una mueca. Sus mejillas y boca estaban sonrojadas, el frio traía lo rojo a su piel, el deseaba presionar sus labios fríos contra los de ella, tan llenos de sangre y vida y calor, pero estaba consciente de que sus padres estaban viendolos. "He oído a Clary cuando te estaba diciendo adiós, ella dijo que te quería"
Simon la miro. "Sí, pero ella no se refiere a esa forma –Izzy–"
"Ya lo se", Isabelle protestó. "Por favor, yo sé eso. Pero es solo que ella lo dice tan fácilmente, y tu se lo dices de vuelta tan fácil, y yo nunca se lo he dicho absolutamente a nadie, nadie que no fuera de mi familia."
”Pero si lo dices” él dijo “Podrias salir herida, es por eso que no lo dices.”
“También tu podrías.” Sus ojos eran grandes y negros, lo que refleja las estrellas. "Salir herido, yo podría herirte.”
"Claro que lo sé", dijo Simon. "Lo sé y no me importa. Jace me dijo una vez que caminarías sobre mi corazón con botas de tacón alto y eso no me ha detenido.”
Isabelle tuvo una pequeña risa. "¿Él dijo eso? ¿Y aún asi te quedaste?" El se inclinó hacia ella; si él pudiera respirar, le habría movido el cabello “Lo consideraría un honor.”
Ella movio su cabeza y sus labios se tocaron, los de ella estaban dolorosamente calientes. Ella hacia algo con sus manos – desabotonando  su chaqueta, él pensó por un momento, pero definitivamente Isabelle no se desnudaría frente de su familia. No es que Simon estuviera seguro de tener las fuerzas necesaria para pararla. Ella era Isabelle, después de todo, y ella estuvo a punto – a punto – de decir que lo amaba.
Sus labios se movían contra su piel mientras hablaba. “Toma esto,” dijo susurrando y sintió algo frio recorriendo su nuca, el suave desliz del terciopelo y sus guantes contra su garganta.
Miró hacia abajo. Sobre su pecho estaba un cuadrado rojo sangre. El pendiente de rubi de Isabelle. Era una reliquia de Cazadores de Sombras hechizada para detectar la presencia de energía demoníaca.
"No puedo aceptar esto", dijo, sorprendido. "Iz, esto debe costar una fortuna."
Ella levanto sus hombros. "Es un préstamo, no un regalo, cuidalo hasta que nos volvamos a ver de nuevo." Ella siguió la forma del rubi con  los dedos enguantados. "Hay una vieja leyenda de que el pendiente entró en nuestra familia por medio de un vampiro. Por lo que pienso que es apropiado."
"Isabelle, yo–"
"No" dijo, y se separó, aunque él no sabía exactamente lo que había estado a punto de decir. "No lo digas, no ahora." Ella estaba de regreso, lejos de él. El podía ver a su familia detrás de ella, todo lo que quedaba del Cónclave. Luke había ido a través del Portal, y Jocelyn estaba a punto de hacerlo. Alec, saliendo del extremo contrario del Instituto con las manos en los bolsillos, echó un vistazo a Isabelle y Simon, levantó una ceja y continuo su camino
“Solo no – ¿No salgas con nadie mas mientras no estoy, esta bien?”
Él miraba tras ella. "¿Esto significa que estamos saliendo?", dijo, pero ella sólo hizo una sonrisa y luego camino hacia el Portal. La vió tomar la mano de Alec y pasaron juntos, Maryse siguiéndolos y, a continuación, Jace, y, por último, Clary fue la última allí, además de Catarina enmarcada por una brillante luz azul.
Ella le guiño a Simon y atravesó. Él miro el torbellino del Portal atrapándola y luego se había esfumado.

Simon puso su mano en el rubi de su garganta. Pensó que podía sentir un latido dentro de la piedra preciosa. Era casi como tener un corazón de nuevo.

Primer Capitulo de COHF

PARTE UNO 
CREANDO UN FUEGO 
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Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que entre los pueblos te conocen están asombrados de ti; te has convertido en terrores, y ya no serás más [1]Ezequiel 28:18-19 

CAPITULO UNO 
LA PORCIÓN DE SU COPA 
"Imagina algo tranquilo. La playa de Los Ángeles — arena blanca, olas de agua azul, estas caminando a traves de la orilla del mar…" 
Jace abrio un poco el ojo. “Esto suena muy romántico” 
El chico sentado al lado de él suspiro y pasó sus dedos a traves de su cabello despeinado. A pesar de ser una mañana fría de invierno, los hombre lobo no eran tan sensibles al clima como los humanos, y Jordan se había quitado la chaqueta y tenía arremangada su camisa. Estaban sentados juntos en un pedazo de césped marrón en Central Park, con sus piernas cruzadas, sus manos en las rodillas con las palmas arriba. 
Un grupo de rocas se elevaba en el suelo cerca de ellos. Había rocas grandes y pequeñas, y sobre una de las más grandes estaban Alec e Isabelle Lightwood. Cuando Jace miro hacia ellos, Isabelle lo miro y le saludo. Alec, notando el gesto, le pego suavemente en el hombro. Jace podía ver como este la estaba regañando, probablemente sobre no romper la concentración de Jace. 
Sonrio para si mismo — ninguno de los dos tenía una verdadera razón para estar aquí, pero se quedaron de todas manera para dar “apoyo moral”. Pero Jace sospechaba que en realidad era porque Alec odiaba estar sin hacer nada, Isabelle odiaba que su hermano estuviera solo, y ambos estaban evitando a sus padres y al Instituto. 
Jordan chasqueo los dedos debajo de la nariz de Jace “¿Estas poniendo atención?”  
Jace fruncio el ceño “Lo estaba hasta que nos perdimos en el territorio de los pensamientos personales” 
"Bueno, ¿que clase de cosas hacen que te sientas en paz y calma?"
Jace quito las manos de sus rodillas — la posicion de loto le estaba dando calambres en las muñecas — y puso las manos atras para apoyarse. El viento fresco movia las pocas hojas que aún colgaban de las ramas de los árboles. En contraste con el pálido cielo de invierno las hojas tenian una elegancia diferente, como si fueran bocetos de pluma y tinta. “Matar demonios” le contesto “Una buena matanza es relajante. Las sucias son más molestas, porque hay que limpiar el lugar —” 
"No" Jordan tenía las manos arriba. Debajo de las mangas de su camisa, los tatuajes que envolvian su brazo eran visibles. Shaantih, shaanti, shaanti. Jace sabía que significaba “la paz que permite el entendimiento” y se suponia que debías decir la palabra tres veces cada vez que dijeras el mantra, para calmar tu mente. Pero nada lo calmaba, en estos días. 
El fuego en sus venas hacia que su mente no parara, los pensamientos llegando velozmente, uno detras de otro, como fuegos artificiales explotando. Sueños tan vividos y saturados de color como pinturas al oleo. Había intentado el entrenamiento, pasando horas y horas en el cuarto de practica, sangre y raspaduras y sudor, incluso una vez, dedos rotos. Pero no pudo hacer más que irritar a Alec con peticiones de runas curativas y , en una memorable ocasion, accidentalmente prender fuego a una de las vigas. 

Fue Simon el que comento que su compañero de departamento meditaba todos los días, y que aprender ese habito le ayudaba a calmar los incontrolables explosiones de furia que eran parte de la transformación a hombre lobo. De alli solo fue un corto tramo a que Clary le sugiriera a Jace “que le diera la oportunidad y lo intentara” y aqui estaban, en su segunda sesión. 
La primera sesión termino con Jace dejando una marca de quemadura en el suelo de madera de Jordan y Simon, por lo que Jordan siguirio que mejor se hiciera la segunda sesion al exterior para evitar más daños a sus cosas. 
"Nada de matanza" Jordan dijo "Estamos tratando de que te sientas en paz. Sangre, matanza, guerra, todas esas son cosas no pacificas. ¿No hay algo más que te guste?" 
"Armas" Jace dijo "Me gustan las armas" 
"Estoy empezando a pensar que lo que tenemos aqui es un problema de filosofia personal" 
Jace se inclino hacia delante, con sus palmas sobre el cesped. “Soy un guerrero” dijo “Fui criado como un guerrero. No tuve juguetes, tuve armas. Dormí con una espada de madera hasta los cinco años. Mis primeros libros fueron demonologías medievales con ilustraciones. Mis primeras canciones que aprendi fueron canticos para alejar a los demonios. Se lo que me trae paz, y no son las playas de arena o el canto de los pájaros en las selvas. Yo quiero un arma en mi mano y una estrategia para ganar.” 
Jordan lo miro con desilusionado. “Entonces, lo que estas diciendo es que lo que te da paz es la guerra” 
Jace levanto los brazos y se puso de pie, quitandose el pasto de los jeans. “Ahora lo entiendes” Escucho el crujido del pasto seco y se giro, justo a tiempo para ver a Clary pasar entre dos árboles y salir a donde estaba él, con Simón solo unos pasos atras de ella. Clary tenía las manos en los bolsillos de atrás y estaba riendo. 
Jace los miró por un momento — había algo especial en ver a la gente que no sabía que los veían. Recordo la segunda vez que había visto a Clary, en el salón de Java Jones.
Ella estaba riendo y hablando con Simón de la manera en la que lo estaba haciendo ahora. Recordó el tirón desconocido de la envidia en su pecho, quitandole la respiración, el sentimiento de satisfacción cuando Clary dejo a Simon detras para poder hablar con él. 
Las cosas si cambiaban. Había pasado de ser carcomido por la envidia a Simón, a un respeto por su tenacidad y su coraje, para actualmente considerarlo un amigo, aunque dudaba que fuera a decírselo en voz alta. Jace vio como Clary se volteaba y le lanzaba un beso, con su cabello rojo saltando en su cola de caballo. Era tan pequeña — delicada, como una muñeca, asi la consideraba antes de conocer lo fuerte que era. 
Ella se dirigio hacia Jace y Jordan, dejando a Simon para que corriera hacia las rocas donde Alec e Isabelle estaban sentados; se sento junto a Isabelle, que inmediatamente se reclino para decirle algo, con su cortina de cabello negro escondiendo su rostro. 
Clary se detuvo enfrente de Jace, balanceandose en sus talones con una sonrisa. “¿Como va todo?” 
"Jordan quiere que piense en sobre la playa" Jace dijo aburrido. 
"El es terco" Clary le dijo a Jordan. "Lo que significa que aprecia lo que haces" 
"En realidad, no" Jace dijo 
Jordan resopló. “Sin mis estarías corriendo por Madison Avenue lanzando chispas por todos tu orificios.” Se puso de pie, acomodandose su chaqueta verde. “Tu novio esta loco” le dijo a Clary. 
"Si, pero es ardiente" le respondio Clary "Asi que todo esta bien" 
Jordan hizo una mueca pero era en buen sentido. “Me tengo que ir” dijo “Voy a verme con Maia en el centro.” Se despidio y se fue, deslizandose entre los arboles y desvaneciéndose silenciosamente como el lobo que era debajo de su piel. Jace vio como se iba. Una ayuda imposible, penso. Hace seis meses le hubiera parecido imposible que estaría teniendo lecciones sobre el comportamiento con un hombro lobo.  

Jordan y Simon y Jace habían creado algo así como una amistad en los últimos meses. Jace no podía dejar de usar el departamento como un refugio, lejos de las presiones diarias del Instituto, lejos de que le recordaran que la Clave no estaba lista para una guerra con Sebastian. 
Erchomai. La palabra frotaba la mente de Jace como el toque de una pluma, haciendo que le dieran escalofríos. Vio el ala del ángel, separada de su cuerpo, recostado en un charco de sangre dorada. 
Voy de camino 
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"¿Que pasa?" Clary dijo; Jace parecia estar a millones de kilometros. Desde que el fuego celestial había entrado en su cuerpo, acostumbraba a divagar en su mente. Tenía la sensacion de que era un efecto secundario de reprimir sus emociones. Sintio un pequeña angustia — Jace, cuando ella lo había conocido, se veía tan controlado, solo un poco de su verdadero ser fugándose a través de las fisuras en su armadura personal, como la luz saliendo por las grietas de un muro.
Le había tomado un largo tiempo tirar esas defensas. Ahora, sin embargo, el fuego en sus venas estaba forzandolo a levantarlas de nuevo, para cuidar de sus emociones y no poner en peligro a los demás. Pero cuando el fuego se fuera, ¿sería capaz de desmantelarlas de nuevo? 
Pestañeo, llamado por la voz de Clary. El sol de invierno era frio y estaba en lo alto; afilaba el perfil de los huesos de su rostro y escondía las sombras debajo de sus ojos. Él la tomo de la mano, respirando hondo. “Tenías razón” dijo en la voz queda y seria que usaba solo con ella. “Esta ayudando — las lecciones con Jordan. Esta ayudando, y lo aprecio.” 
"Ya lo se" Clary rodeo con su mano la muñeca de Jace. Su piel se sentía cálida, parecía estar varios grados arriba de lo normal desde su encuentro con Gloriosa. Su corazón continuaba latiendo con el mismo ritmo familiar, pero la sangre en sus venas parecía ser empujada con la energía de un fuego a punto de encenderse. 

Se puso de puntillas para poder besar su mejilla, pero el se giro, y sus labios se tocaron. No habían hecho más que besarse desde que el fuego comenzó a cantar en su sangre, e incluso en eso habían tenido cuidado. Jace era cuidadoso ahora, con su boca deslizándose suavemente contra la de ella, su mano cerrandose sobre su hombro. Por un momento estaban cuerpo a cuerpo, y ella sintio el ritmo y pulso de su sangre. Se movio para ponerla más cerca, y una veloz, poderosa chispa los atraveso, como la electricidad estática. 
Jace detuvo el beso y se alejo con un suspiro; antes de que Clary pudiera decir algo, un coro de aplausos sarcasticos se escucho desde la colina más cercana. Simon, Isabelle, y Alec los saludaban. Jace se inclino mientras Clary se alejaba un poco perdida, poniendo sus pulgares en el cinturon de sus jeans.
Jace suspiro. “¿Debemos unirnos a nuestros molestos y voyeurísticos amgos?” 
"Desafortunadamente, son la unica clase de amigos que tenemos." Clary choco su hombro contra él brazo de él, y se dirigieron hacia las rocas. Simon e Isabelle estaban lado a lado, hablando quedamente. Alec estaba sentado un poco alejado de ellos, mirando la pantalla de su celular con una expresion de intensa concentración. 
Jace se sento junto a su parabatai. "He oido que si miras durante el tiempo suficiente esas cosas, llegan a sonar. " 
"Ha estado mandandole mensajes a Magnus," dijo Isabelle, mirandolos con desaprobacion. 
"No lo he hecho" Alec dijo automaticamente. 
"Si, si lo haz hecho" Jace notó, mirando sobre el hombro de Alec "Y llamando. Puedo ver tus llamadas salientes" 
"Es su cumpleaños" Alec dijo, cerrando su celular. Se veía más pequeño estos días, delgado bajo su usado suéter azul, sus labios rotos y mordidos. El corazón de Clary lo entendia. Había pasado a primera semana despues de que termino con Magnus en una clase de aturdimiento lleno de tristeza y decepción. Ninguno de ellos podia creerlo. Ella había pensado que Magnus amaba a Alec, de verdad lo amaba; claramente Alec había pensado lo mismo. "No quiero que crea que yo no — que piense que lo olvide" 
"Estas deprimiendote" dijo Jace
Alec levanto los hombros “Mira quien lo dice. ‘Oh, yo la amo. Oh, es mi hermana. Oh, porque, porque, porque — “
Jace lanzó un puñado de hojas muertas a Alec, haciendo que se molestara. Isabelle estaba riendo. “Sabes que tiene razón, Jace” 
"Dame tu celular" Jace dijo, ignorando a Isabelle. "Vamos hazlo, Alexander" 
"No es de tu incumbencia" Alec le contesto, sujetando su celular. "Solo olvidalo porfavor ¿Okay?"
"No comes, no duermes, te le quedas viendo al teléfono, y supones que debo olvidar lo." Jace dijo. Había una cantidad sorprendente de agitación en su voz; Clary sabía que lo mal que se había sentido Jace debido a que Alec estaba triste, pero no estaba seguro si Alec estaba al tanto de eso. Si fueran circunstancias normales Jace hubiera matado, o al menos amenazado a quien hubiera lastimado a Alec; pero esto era diferente. Jace amaba ganar, pero no podías ganar sobre un corazón roto, incluso si era el de alguien más. Incluso si era alguien a quien amaras. 
 Jace se inclino hacia delante y tomo el celular de las manos de su parabatai. Alec protesto y trato de recuperarlo, pero Jace lo detuvo con una mano, leyendo los mensajes en el celular con la otra mano. “Magnus, llámame por favor. Necesito saber que estas bien —” Movio la cabeza. “Okay, no. Simplemente no.” Con un movimiento decisivo partió el celular por la mitad. La pantalla se puso en blanco mientras Jace tiraba los fragmentos al suelo. “Listo” 
Alec vio los fragmentos sin poder creerlo. “Tu ROMPISTE mi CELULAR” 
Jace levanto los hombros. “Los chicos no dejan que sus amigos llamen a otros chicos. Espera, eso salio mal. Los amigos no dejan que sus amigos llamen a sus ex y cuelguen. En serio, necesitar parar.” 

Alec se veía furioso. “¿Entonces tenías que romper mi celular nuevo? Muchas gracias” 
Jace sonrio tranquilamente y se recosto sobre una roca. “De nada.”
"Mira el lado bueno" Isabelle dijo "Ya no podrás recibir mensajes de Mamá por un tiempo. El día de hoy ya me envió seis mensajes. Así que apague el celular" Señalo su bolsillo con una mirada de satisfacción. 
"¿Que es lo que quiere?" Simon pregunto. 
"Reuniones constantes" Isabelle dijo. "Testimonios. La Clave quiere escuchar sobre lo que paso cuando luchamos contra Sebastian en Burren. Todos hemos dado nuestro testimonio unas cincuenta veces. De como Jace absorbio el fuego celestial de Gloriosa. Descripciones de los Cazadores de Sombras Oscuros, la Copa Infernal, las armas que usaban, las runas que tenían. Que ropa llevaban, como estaba vestido Sebastian, lo que todos estábamos llevando … como sexo por telefono, pero aburrido." 
Simon hizo un ruido como si se ahogara. 
"Que es lo que creemos que Sebastian quiere" Alec añadio. "Lo que hara cuando este de regreso. Que hara cuando lo haga."
Clary puso sus codos sobre las rodillas. “Siempre es bueno saber que la Clave tiene un plan confiable y bien pensado.”
"No quieren creerlo" dijo Jace, con la mirada puesta hacia el cielo. "Ese es el problema. No importa las veces que les contemos lo que ocurrio en Burren. No importa cuantas veces les advirtamos lo peligrosos que los Oscuros son. No quieren creer que los Nefilim hayan podido ser corrompidos. Que los Cazadores de Sombras maten a otros Cazadores de Sombras." 
Clary había estado alli, cuando Sebastian creo al primero de los Oscuros. Vio la oscuridad en sus ojos, la furia con la que luchaban. Eso la aterrorizaba. “Ya no son Cazadores de Sombras,” añadio en voz baja. “Ya no son personas.”

"Es dificil creerlo si no lo haz visto," Alec añadio. "Y Sebastian solo cuenta con un puñado. Una pequeña fuerza, dispersa — no quieren pensar que es en realidad una amenaza. Y en el caso de que fuera una amenza, creen que es un peligro para nosotros, los de Nueva York, en lugar de afectar a todos los Cazadores de Sombras."
"En lo que no se equivocan es que lo unico que a Sebastian le importa, es Clary," Jace dijo, y Clary sintio un escalofrio en la espalda, una mezcla de disgusto y miedo. "El no tiene en verdad emociones. No como nosotros. Pero si las tuviera, serían sobre ella. Y tambien las tiene sobre Jocelyn. Él la odia." Se callo por un momento, pensativo. "Pero no creo que vaya a atacar directamente aqui. Es … demasiado obvio."
"Espero que le hayas dicho eso a la Clave," Simon dijo. 
"Unas mil veces" le contesto Jace. "No creo que tomen mucho en cuenta mis comentarios"
Clary se vio las manos. Ella había sido cuestionada por la Clave, como todos ellos; había dado respuestas a todas sus preguntas. Había cosas sobre Sebastian que no les dijo, a nadie se las habia dicho. Las cosas que el quería para ella. 
No soñaba mucho desde que regresaron de Burren con las venas de Jace llenas de fuego, pero cuando tenía pesadillas, su hermano estaba alli. 
"Es como luchar contra un fantasma," Jace dijo "No pueden rastrear a Sebastian, no pueden encontrarlo, tampoco a los Cazadores de Sombras que convirtio."
"Estan haciendo lo que pueden," Alec dijo. "Estan fortaleciendo las salvaguardas alrededor de Idris y Alacante. Todas la salvaguardas, de hecho. Hay docenas de expertos en la isla Wrangel" [2] 
La isla Wrangel era la base de todas las salvaguardas del mundo, los hechizos que protegian al planeta, y a Idris en particular, de los demonios y de las invasiones demoniacas. La red de salvaguardas no era perfecta, y los demonios de filtraban de vez en cuando, pero Clary solo podía imaginar lo terrible de la situacion si las salvaguardas dejaran de existir. 
"Escuche que mamá dijo que los brujos del Laberinto Espiral estaban buscando una manera de revertir los efectos de la Copa Infernal," dijo Isabelle. "Por supuesto que sería más fácil si tuvieran cuerpos que estudiar…" 
Se quedo callada; Clary sabía el porque. Los cuerpos de los Cazadores de Sombras Oscuros muertos en la batalla de Burren habían sido llevados a la Ciudad de Hueso para que los Hermanos Silenciosos los examinaran. Los Hermanos no tuvieron oportunidad. Durante la noche los cuerpos se había descompuesto como si llevaran decadas muertos. No hubo nada más que hacer que quemar los restos. 
Isaballe encontro su voz de nuevo: “Y las Hermanas de Hierro estan produciendo armas al máximo. Estamos recibiendo miles de cuchillos serafines, espadas, chakhrams, de todo … forjadas en fuego celestial.” Miro a Jace. En los días despues de la batalla en Burren, cuando el fuego corría dentro de las venas de Jace con la violencia suficiente para hacerlo gritar del dolor, los Hermanos Silenciosos lo examinaron una y otra vez, haciendo pruebas con hielo y fuego, con metal bendito y hierro frio, buscando la manera de extraer el fuego de su cuerpo, de contenerlo. 
Pero no la habían encontrado. El fuego de Gloriosa, siendo una vez capturado en la espada, parecía no tener prisa en habitar otra, o de abandonar el cuerpo de Jace en ningún tipo de recipiente. El Hermano Zacarías le contó a Clary que en los primeros días de los Cazadores de Sombras, los Nefilim habían intentado capturar el fuego celestial en un arma, algo que pudiera ser usado contra los demonios. Nunca llegaron ha hacerlo y eventualmente los cuchillos serafines se volvieron sus armas preferidas. 
Al final los Hermanos Silenciosos se rindieron. El fuego de Gloriosa se enredaba en las venas de Jace como una serpiente, y lo mejor que podían esperar era que aprendiera a controlarlo para que no lo destruyera. 

El sonoro timbre de un mensaje de texto llamo la atencion de Isabelle hacia su celular. “Mamá dice que nos necesita en el Instituto de regreso ahora,” ella dijo “Hay una reunión. Tenemos que estar allí.” Se puso de pie, quitándose la tierra de su vestido. “Te invitaria a ella,” le dijo a Simon, “pero ya sabes, esta prohibido por ser un no muerto y esas cosas” 
"Eso ya lo sabía". Simon dijo, poniendose tambien de pie. Clary se levanto y le ofrecio su mano a Jace. La tomo y se paro. 
"Simon y yo vamos a ir de compras para Navidad" ella dijo "Y ninguno de ustedes puede venir, porque vamos a comprar los regalos para ustedes." 
Alec los vio con horror. “Oh, dios. ¿Eso significa que tambien tengo que darles regalos a ustedes?” 
Clary movio la cabeza “¿Los Cazadores de Sombras no festejan…..ya sabes, la Navidad?” Recordo la estresante cena de Accion de Gracias en casa de Luke cuando Jace, al ser requerido para cortar el pavo, ataco al ave con una espada hasta que no quedaron más que hojuelas de pavo. Tal vez no lo hacían. 
"Intercambiamos regalos, para honrar el cambio de estaciones," Isabelle dijo. "Existia una celebracion invernal sobre el Ángel. Se festejaba el día en que los Instrumentos Mortales fueron entregados a Jonathan Shadowhunter. Pienso que los Cazadores de Sombras se molestaron al ser excluidos de las celebraciones mundanas, por eso muchos Institutosm hacen fiestas de Navidad. La de Londres es muy famosa." Levanto los hombros. "No creo que la vayamos ha tener … este año" 
"Oh" Clary se sentía terrible. Era obvio que no querrían celebrar la Navidad despues de perder a Max. "Bueno, al menos dejen nos darles regalos. No necesitamos de una fiesta o algo asi."
"Exacto" Simon levanto los brazos. "Yo necesito comprar regalos para Januca. Esta ordenado en la ley judía. El dios de los judíos es un dios enojón. Pero con una buena politica sobre los regalos."
Clary le sonrio. Él encontraba cada día que era más y más fácil decir la palabra “Dios”. 
Jace suspiro y, besó a Clary — un rápido beso de despedida en la frente, pero suficiente para que se estremeciera. No poder tocar o besar a Jace de la manera correcta estaba haciendo que quisiera salirse de su propia piel. Ella prometio que no le importaba, que lo amaba aún cuando no pudieran tocarse de nuevo, pero en realidad lo odiaba, el sentimiento de como encajaban físicamente de manera perfecta. “Nos vemos luego,” Jace dijo “Voy a acompañar a Alec y a Izzy —” nunca le importaría
"No, no lo haras," Isabelle dijo de repente "Rompiste el celular de Alec. Esta bien, eso era algo que todos queríamos hacer desde hace semanas —"
"ISABELLE" Alec dijo  
"Pero lo importante aqui, es que eres su parabatai y eres el unico que no ha ido a hablar con Magnus. Tienes que ir con él.”
"¿Y decirle que exactamente?" Jace dijo "No con solo hablar puedes hacer que la gente no rompa contigo … O tal vez si se puede" añadio rápidamente al ver la expresión de Alec. "¿Quien sabe? Haré el intento"
"Gracias" Alec le dio una palmada en el hombro a Jace. "He oido que puedes ser encantador cuando te lo propones" 
"He oido lo mismo," Jace dijo, mientras trotaba hacia atrás. Incluso haciendo eso tenia gracia, Clary pensó con tristeza. Y sexy. Definitivamente sexy. Ella levanto la mano para despedirse a medias. 
"Nos vemos luego," le dijo. Si no es que muero de frustración antes. 
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Los Frays nunca fueron una familia religiosa, pero Clary amaba la Quinta Avenida durante la época navideña. El aire olia como a nueces tostadas, y los escaparates brillaban con plata y azul, verde y rojo. Este años había grandes y redondos copos de nieve hechos de cristal colgados de las farolas, desviando el sol de invierno en haces de luz dorada. Por no mencionar el gigantesco árbol del Rockefeller Center. Este lanzaba su sombra cuando ella y Simón pasaban la puerta de la pista de hielo, viendo a los turistas caerse mientras trataban de navegar sobre el hielo.
Clary tenía un chocolate caliente envuelto en sus manos, con el calor esparciéndose por su cuerpo. Se sentía casi normal — con todo esto, pasear por la Quinta para ver las tiendas y el árbol, había sido una tradición para ella y Simón desde que lo podía recordar.
"Se siente como los viejos tiempos, ¿verdad?" él dijo, haciendo eco de lo que ella pensaba mientras metía su barbilla entre sus brazos cruzados.
Ella lo miró de lado. Estaba vestido con una gabardina negra y una bufanda que enfatizaban la palidez de su piel. Tenia una sombra oscura alrededor de los ojos, lo que indicaba que no se había alimentado de sangre últimamente. Se veía como lo que era — un vampiro hambriento y cansado. 
Bueno, ella penso. Casi como los viejos tiempos. ”Más personas a las que comprar regalos,” dijo “Además esta la siempre traumatica pregunta de que-le-debes-comprar-a-alguien-para-navidad-cuando-apenas-son-novios” 
"Que darle al Cazador de Sombras que lo tiene todo" Simon dijo con una sonrisa. 
"Lo que más le gusta a Jace son las armas, " Clary dijo. "Tambien le gustan los libros, pero tienen una enorme biblioteca en el Instituto. O la música clásica …" Tuvo una idea. Simón era un musico; incluso si su banda era terrible y siempre estaba cambiando de nombre — ahora eran Souffle Letal — él sabia de estas cosas. "¿Que le comprarias a alguien que le gusta tocar el piano?" 
"Un piano" 
“Simón" 
"¿Un metrónomo gigante que tambien pueda ser usado como un arma?"
Clary suspiro, exasperada 
"Partituras. Rachmaninoff es complicado, pero a él le gustan los retos.” 
"Buena idea. Voy a ver si hay una tienda de música por aquí cerca." Clary, que ya había terminado su chocolate caliente, lo tiro en un bote de basura y saco su celular. "¿Tu que vas ha hacer? ¿Que le daras a Isabelle?" 
"No tengo ni la más mínima idea," Simón dijo. Estaban dirigiéndose a la avenida, donde un flujo constante de peatones mirando a los escaparates llenaban la calle. 
"Oh, vamos. Isabelle es sencilla." 
"Es de mi novia de quien hablas." Las cejas de Simón se juntaron. "Eso creo. No estoy seguro. No hemos discutido eso. Me refiero a la relación, claro." 
"Simón de verdad necesitan DLR"
"¿Que?" 
"Definir la relación. Que es, hacia donde va. ¿Son novios, solo quieren divertirse, ‘es complicado’ o que? ¿Cuando le va ha decir a sus padres? ¿Tienen permiso para ver a otras personas?" 
Simón se puso pálido. “¿Que? ¿En serio?” 
"Hablo en serio. Mientras tanto — ¡Perfume!" Clary tomó a Simón por el cuello de la gabardina y lo arrastro a la tienda de cosmeticos. Era enorme por dentro, con estantes llenos de botellas brillantes por todos lados. "Y algo inusual," dijo, caminando hacia el area de fragancias. "Isabelle no va ha oler como cualquiera. Ella quiere oler como a higos, o vetiver, o —"
"¿Higos? ¿Los higos tienen un aroma?" Simon se veía horrorizado; Clary estaba a punto de reirse cuando su celular vibro. Era su madre. 
¿DÓNDE TE ENCUENTRAS? 
Clary rodó los ojos y respondio el mensaje. Jocelyn seguia poniendose nerviosa cuando pensaba que Clary estaba con Jace. A pesar de eso, como Clary le dijo, Jace era probablemente el novio más seguro del mundo ahora que tenía prohibido 1) enojarse 2) hacer algo sexual 3) cualquier cosa que le provocara un disparo de adrenalina. 
Por otro lado, él había sido poseído; ella y su mamá vieron como dejo que Sebastian amenazara a Luke. Clary no había hablado del todo sobre lo que había visto en el departamento que compartió con Jace y Sebastian durante esa breve época fuera del tiempo; una mezcla de sueño y pesadilla. No le había contado a su mamá que Jace había matado a alguien; existian cosas que Jocelyn no debía saber, cosas que Clary no quería afrontar sola. 
"Hay mucho en esta tienda que se que le gustaria a Magnus," Simon dijo, mientras tomaba una botella de cristal llena de purpurina suspendida en alguna clase de aceite. "¿Esta en contra de alguna clase de regla que le compres un regalo a la persona que acaba de romper con tu amigo?" 
"Depende. ¿Es Magnus más amigo tuyo o Alec?"
"Alec recuerda mi nombre," le respondio Simón, y puso la botella en su lugar. "Y me siento mal por él. Entiendo porque Magnus lo hizo, pero Alec esta tan destrozado. Pienso que si alguien te ama, deben de perdonarte, si de verdad estas arrepentido."
"Creo que depende lo que hayas hecho," Clary dijo. "No me refiero a Alec — en general. Estoy segura de que Isabelle te perdonaria cualquier cosa." añadio rápidamente. 
Simon la vio dudoso. 
"No te muevas" ella le dijo, poniendo una botella cerca de la cabeza de Simón. "En tres minutos oleré tu cuello." 
"Bueno, no me lo esperaba," Simon dijo. "Te ha tomado mucho tiempo hacer tu movida, Fray, dejame decirte." 
Clary no se molesto en pensar una respuesta; seguía pensando sobre lo que dijo Simón sobre el perdón, recordando a alguien más con otra voz, y rostro y ojos. Sebastian y ella sentados en una mesa en Paris. 
¿Crees que me puedes perdonar? Me refiero, ¿piensas que existe el perdón para personas como yo?
"Hay cosas que no se pueden perdonar nunca ," dijo. "Nunca perdone a Sebastian." 
"Tu no lo quieres." 
"No, pero es mi hermano. Si las cosas fueran diferentes —-" Pero no eran diferentes. Clary abandono ese pensamiento, y se inclino para inhalar el aroma.”Hueles como a higos y chabacanos.”
"¿De verdad piensas que Isabelle quiere oler como un plato de fruta seca?"
"Tal vez no," Clary tomó otra botella. "Entonces, ¿que harás?" 
"¿Cuando?" 
Clary levanto la vista, preguntándose la diferencia entre una azucena y una rosa regular [3], para ver a Simón confundido con sus ojos marrones. Ella dijo, “Bueno, no puedes vivir para siempre en el departamento de Jordan, ¿o si? Esta la universidad…  
"Tu no vas a ir a la universidad," dijo él 
"No, pero soy una Cazadora de Sombras. Seguimos estudiando después de los dieciocho, vamos a otros Institutos — esa es nuestra universidad." 
"No me gusta pensar en que te vas a ir." Metió las manos en los bolsillos de la gabardina. "Yo no puedo ir a la universidad," dijo. "Mi mamá no creo que vaya a pagar por ello, y no puedo obtener un prestamo estudiantil en el banco. Legalmente estoy muerto. Y ademas, ¿cuanto tiempo le tomara a todos en la escuela darse cuenta que estan creciendo y yo no? Los chicos de dieciséis años no se ven como universitarios, por si no lo habías notado."
Clary bajo la botella. “Simón …”  
"Tal vez debería de llevarle algo a mi mamá," dijo con amargura. ¿Que dice ‘gracias por sacarme de la casa y pretender que estoy muerto’?" 
"¿Orquideas?" 
Pero Simon ya no tenía ganas de seguir con el chiste. “Tal vez ya no es como en los viejos tiempos,” dijo. “Yo te hubiera comprado lápices de colores, pinturas, pero ya no dibujas, ¿o si?; excepto con tu estela. No dibujas y yo no respiro. Creo que ya no es como el año pasado.” 
"Tal vez deberías hablar con Rafael," Clary dijo.
“¿Rafael?” 
"El sabe como los vampiros viven," le respondio. "Como forman una vida, como ganan dinero, la manera de obtener departamentos — el sabe de eso. Podría ayudarte." 
"Podría pero no lo haría" dijo Simon con el ceño fruncido. "No he oido de los del hotel Dumort desde que Maureen ocupo el lugar de Camille. Se que Rafael es el segundo al mando. Estoy seguro de que piensan que todavía tengo la Marca de Caín; de otra manera ya hubieran enviado a alguien por mi. Cuestion de tiempo." 
"No. Ellos saben que no te pueden tocar. Sería una guerra con la Clave. El Instituto fue muy claro," dijo Clary. "Estas protegido"
"Clary," Simon dijo. "Ninguno de nosotros esta protegido."
Antes de que Clary pudiera responder, escucho a alguien gritando su nombre; a pesar de estar confundida, levanto la cabeza y vio a su mamá abriendose paso a traves de una multitud de compradores. En la ventana podía ver a Luke, esperando afuera en la acera. En su camisa de franela se veía fuera de lugar junto a los elegantes neoyorquinos. 
Libre de la multitud, Jocelyn los alcanzo y puso sus brazos alrededor de Clary. Clary miro sobre el hombro de su madre, a Simón. Él levanto los hombros. Finalmente Jocelyn la solto y camino un paso atrás. “Estaba tan preocupada de que algo te hubiera pasado —” 
"¿En Sephora?" Clary le dijo. 
Las cejas de Jocelyn se juntaron. “¿No sabías? Pensé que Jace ya te había mandado un mensaje” 
Clary sintio un frío repentino en sus venas, como si hubiera bebido agua congelada. “No. Yo — ¿que esta pasando?”
"Lo lamento Simón," Jocelyn dijo. "Pero Clary y yo debemos ir al Instituto en este momento."
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No mucho había cambiado en el departamento de Magnus desde la ultima vez que Jace estuvo allí. La misma entrada pequeña y una bombilla amarilla. Jace uso una runa de Apertura para abrir la puerta principal, subio las escaleras de dos en dos y toco el timbre de Magnus. Más seguro que usar otra runa, ya que lo pensaba. Despues, de todo Magnus podría estar jugando videojuegos desnudo, o cualquier otra cosa. ¿Quien sabía lo que hacían los brujos en su tiempo libre?
Jace volvio a presionar el timbre, esta vez sin soltar el botón. Dos zumbidos más y Magnus abrio la puerta, furioso. Estaba vestido con una bata de seda negra sobre una camisa blanca y pantalones de tweed; estaba descalzo. Su oscuro cabello estaba revuelto y tenía un poco de barba en el mentón. “¿Que haces aqui?” le demando. 
"Vaya, vaya" dijo Jace. "Que poco acogedor" 
"Es por que no eres bienvenido" 
Jace levanto una ceja. “Pense que éramos amigos” 
"No. Tu eres amigo de Alec. Alec era mi novio, por lo que te tenía que aguantar. Pero como ya no es mi novio, ya no tengo que tratar contigo. Ninguno de ustedes parece entenderlo. Tu debes ser el que — ¿cuarto? — en venir a molestarme." Magnus conto con sus largos dedos. "Clary.Isabelle.Simon —" 
"¿Simon vino aqui?"
"Pareces sorprendido" 
"No pense que estaba interesado en tu relacion con Alec"
"Yo no tengo una relacion con Alec," Magnus dijo sin sentimiento, pero Jace ya había pasado junto a él y estaba en su sala de estar, mirando curioso alrededor. 
Una de las cosas que a Jace siempre le habían gustado secretamente del apartamento de Magnus era que raramente se veía de la misma manera dos veces. Algunas veces era un grande y moderno loft. Otras veces se veía como un burdel francés, o un fumadero de opio victoriano, o el interior de una nave espacial. Aunque, en estos momentos, era desordenado y oscuro.
Pilas de viejos cartones de comida china llenaban la mesa de centro. Presidente Miau estaba tumbado en la alfombra de trapo, las cuatro patas saliendo hacia fuera delante de él como un venado muerto.
“Huele como a corazón roto aquí,” dijo Jace.
“Esa es la comida china.” Magnus se lanzó al sofá y estiró sus largas piernas. “Continua, acaba de una vez. Di lo que sea que hayas venido aquí a decir.”
“Pienso que deberías de regresar con Alec,” dijo Jace.
Magnus puso los ojos hacia el techo. “¿Y por qué es eso?”
“Porque él es miserable,” dijo Jace. “Y lo siente. Siente haber hecho lo que hizo. No lo volverá a hacer.”
“Oh, ¿No volverá a salir a escondidas con una de mis ex’s planeando acortar mi vida de nuevo? Muy noble de su parte.”
“Magnus—“
“Además, Camille está muerta. Él no lo puede hacer otra vez.”
“Tú sabes a lo que me refiero,” dijo Jace. “Él no te volverá a mentir, o engañarte, o esconderte cosas o sea lo que sea por lo cual en realidad estás molesto.” Se dejó caer sobre una silla de cuero lateral y levantó una ceja. “Así que?”
Magnus rodó sobre su costado. “¿A ti que te importa si Alec es miserable?”
“¿Que qué me importa?” dijo Jace, tan fuerte que Presidente Miau se sentó de golpe como si lo hubieran dado descargas eléctricas. “Por supuesto que me importa Alec; es mi mejor amigo, mi parabatai. Y está infeliz. Y tú también, por el aspecto de las cosas. Recipientes de comida rápida por todos lados, no has hecho nada para arreglar el lugar, tu gato parece muerto—“
“Él no está muerto.”
“Me importa Alec,” dijo Jace fijando en Magnus una mirada inquebrantable. “Me preocupo más por él de lo que me preocupo por mí mismo.”
“¿No has pensado alguna vez,” reflexionó Magnus, pelando un poco el barniz de una uña, “que todo el asunto de los parabatai es más bien cruel? Tú puedes escoger tu parabatai, pero después no puedes nunca des escogerlos. Incluso si se vuelven contra ti. Mira a Luke y a Valentine. Y aunque tu parabatai  es la persona más cercana a ti en todo el mundo en algunas maneras, no te puedes enamorar de ellos. Y si ellos mueren, una parte de ti muere también.”
“¿Cómo sabes tanto de los parabatai?”
“Conozco a los Cazadores de Sombras,” dijo Magnus, dándole palmadas al sofá al lado de él para que Presidente Miau saltara para arriba de las almohadas y empujara su cabeza contra Magnus. Los dedos largos del brujo se sumergieron en el pelaje del gato. “Lo he hecho por mucho tiempo. Son criaturas extrañas. Por un lado son todo frágil nobleza y humanidad, y por el otro todo el fuego descuidado de los ángeles.” Sus ojos parpadearon hacia Jace. “Especialmente ustedes, Herondale, pues tienen el fuego de los ángeles en su sangre.”
“¿Has sido amigo de Cazadores de Sombras antes?”
“Amigos,” dijo Magnus. “¿Qué significa eso, realmente?”
“Tú sabrías,” dijo Jace “si hubieras tenido alguno. ¿Tienes? ¿Tienes amigos? Me refiero, además de las personas que vienen a tus fiestas, La mayoría de las personas te tienen miedo, o parecen deberte algo, o dormiste con ellos alguna vez, pero amigos—No te veo teniendo muchos de esos.”
“Bueno, esto es nuevo,” dijo Magnus. “Ninguno del resto de tu grupo ha intentado insultarme.”
“¿Está funcionando?”
“Si te refieres a que súbitamente me siento obligado a regresar con Alec, no,” dijo Magnus. “He desarrollado un extraño antojo por pizza, pero eso puede no estar relacionado.”
“Alec dijo que tú hacías eso,” dijo Jace. “Desviar preguntas sobre ti con bromas.”

Magnus estrechó los ojos. “¿Y soy el único que hace eso?”
“Exactamente,” dijo Jace. “Tómalo de alguien que sabe. Odias hablar sobre ti mismo, y prefieres hacer enojar a la gente que ser compadecido. ¿Cuántos años tienes, Magnus? La verdadera respuesta.”
Magnus no dijo nada.
“¿Cuáles son los nombres de tus padres? ¿Cuál es el nombre de tu padre?”
Magnus lo fulminó con la mirada de sus ojos verdes-dorados. “Si quisiera acostarme en un sillón y quejarme con alguien sobre mis padres, contrataría un psiquiatra.”
“Ah,” dijo Jace. “Pero mis servicios son gratis.”
“Eso he escuchado sobre ti.”
Jace sonrió y se deslizó en su silla. Había una almohada con un motivo de la bandera de Inglaterra sobre la otomana. La agarró y la puso detrás de su cabeza. “No tengo ningún otro lado donde estar. Puedo sentarme aquí todo el día.”
“Genial,” dijo Magnus. “Voy a tomar una siesta.” Se estiró por una cobija arrugada tirada en el piso, justo cuando sonó el teléfono de Jace. Magnus miró, detenido a la mitad, mientras Jace buscaba entre sus bolsillos y abría el teléfono.
Era Isabelle. “¿Jace?”
“Sí. Estoy en casa de Magnus. Creo que estoy haciendo algunos avances. ¿Qué pasa?”
“Regresa,” dijo Isabelle, y Jace se sentó estirado, la almohada cayendo al suelo. Su voz estaba muy tensa. Podía oír la agudeza de ésta. Como las notas producidas por un piano mal afinado. “Al Instituto. Inmediatamente, Jace.”
“¿Qué es?” él preguntó. “¿Qué ha pasado?” Y vio a Magnus sentarse también, la cobija cayéndose de su mano.
“Sebastián,” dijo Isabelle.
Jace cerró los ojos. Vio sangre dorada, y plumas blancas esparcidas por el piso de mármol. Recordó el apartamento, un cuchillo en sus manos, el mundo a sus pies, el agarre de Sebastián en su muñeca, esos ojos negros impenetrables viéndolo con oscura diversión. Había un zumbido en sus oídos.
“¿Qué pasa?” La voz de Magnus atravesó por los pensamientos de Jace. Se dio cuenta que ya estaba en la puerta, el teléfono de vuelta a su bolsillos. Se volteo. Magnus estaba detrás de él, su expresión rígida. “¿Es Alec? ¿Está bien?”
“¿Y a ti qué te importa?” dijo Jace, y Magnus se estremeció. Jace creía que no había visto ninguna vez estremecerse a Magnus. Fue la única cosa que impidió que Jace azotara la puerta en la salida.
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Había docenas de abrigos y chamarras desconocidas colgando en la entrada del Instituto. Clary sintió el apretado zumbido de la tensión en sus hombros mientras se desabrochaba su propio abrigo de lana y lo colgaba de uno de los ganchos que corrían a lo largo de las paredes.
“¿Y Maryse no dijo sobre qué era esto?” preguntó Clary. Los bordes de su voz se habían vuelto finos por la ansiedad.
Jocelyn había desenredado una larga bufanda gris de su cuello, y apenas y miró cuando Luke la tomó de ella y la colocó en un gancho. Sus ojos verdes se lanzaban por la habitación, tomando desde la puerta del elevador, por encima el techo arqueado, los murales gastados de hombres y ángeles.
Luke sacudió la cabeza. “Sólo que había habido un ataque en la Clave, y que nosotros necesitábamos estar aquí tan rápido como fuera posible.”
“La parte de ‘nosotros’ es la que me preocupa.”
Jocelyn se hizo un moño en la parte de atrás de la cabeza, y lo aseguró con sus dedos. “No he estado en un Instituto en años. ¿Por qué me quieren aquí?”
Luke apretó su hombro tranquilizadoramente. Clary sabía lo que Jocelyn temía, lo que todos temían. La única razón por la que la Clave querría a Jocelyn sería si había noticias de su hijo.
“Maryse dijo que estarían en la biblioteca,” dijo Jocelyn. Clary condujo el camino. Podía escuchar a Luke y su madre hablar detrás de ella, y el suave sonido de sus pisadas, las de Luke más lentas de lo que alguna vez habían sido. No se había recuperado completamente de la herida que casi lo había matado en Noviembre.
Tú sabes por qué estás aquí, no es así, sopló una suave voz en la parte posterior de su cabeza. Sabía que no estaba ahí realmente, pero eso no ayudaba. Ella no había visto a su hermano desde la pelea en Burren, pero lo había cargado en una parte pequeña de su mente, un intruso, un fantasma no bienvenido.
Por mí. Tú siempre supiste que yo no me había ido para siempre. Te dije que iba a pasar. Lo escribi para ti.
Erchomai.
 Ya voy.
Habían llegado a la biblioteca. La puerta estaba abierta a la mitad, y el barbullo de voces se derramaba a través. Jocelyn pausó por un momento, su expresión se endureció.
Clary puso su mano en la manija. “¿Estás lista?” No se había dado cuenta hasta ese momento de lo que su madre estaba usando: jeans negros, botas, y una playera de cuello de tortuga negra. Como si, sin pensar en ello, se hubiera puesto lo más cercano que tenía a un uniforme de combate.
Jocelyn asintió hacia su hija.
Alguien había empujado hacia atrás todo el mobiliario de la biblioteca, despejando un espacio grande en la mitad del cuarto, justo sobre el mosaico del Ángel. Una mesa masiva se había colocado ahí, una enorme losa de mármol balanceada encima de dos ángeles de piedra arrodillados.

Alrededor de la mesa estaban sentados los miembros de la Cónclave. A algunos miembros, como Kadir y Maryse, Clary los conocía por el nombre. Otros sólo eran caras familiares. Maryse estaba parada, contando nombres en sus dedos mientras decía en voz alta. “Berlín,” ella dijo. “Sin sobrevivientes. Bangkok. Sin sobrevivientes. Moscú. Sin sobrevivientes. Los Ángeles—“
“¿Los Ángeles?” dijo Jocelyn. “Esos eran los Blackthorns. ¿Están—“
Maryse miró sobresaltada, como si no se hubiera dado cuenta que Jocelyn había entrado. Sus ojos azules recorrieron a Luke y Clary. Se veía exhausta y agotada, su cabello peinado severamente hacia atrás, una mancha—¿vino rojo o sangre?—en la manga de su chaqueta a la medida. “Hubo sobrevivientes,” ella dijo. “Niños. Están en Idris ahora.”
"Helen," dijo Alec, y Clary penso en la chica que lucho con ellos en la batalla de Burren contra Sebastian. La recordaba de cuando estuvo en el Instituto, con un chico de cabello negro que la tomaba de la muñeca. Mi hermano, Julian. 
"La novia de Aline," Clary dijo sin pensarlo, y vio al Conclave mirarla con una hostilidad finamente disfrazada. Siempre lo hacían, como si ella fuera y representara algo que no les permitía verla. La hija de Valentine. La hija de Valentine "¿Esta ella bien?"
"Se encontraba en Idris, con Aline," dijo Maryse. "Sus hermanos y hermanas menores sobrevivieron, aunque parece que hay un problema con el hermano mayor, Mark"  
"¿Un problema?" dijo Luke. "Maryse, ¿que es exactamente lo que ocurre?" 
"Creo que no sabremos al historia completa hasta que lleguemos a Idris," dijo Maryse, alisando el de por si liso cabello. "Pero ha habido ataques, varios en el curso de dos noches, en seis Institutos. No estamos seguros de como entraron en los Institutos, pero sabemos que —"
"Sebastian," dijo la mamá de Clary. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón negro, pero sospechaba que si no fuera así, Clary podría ver las manos de su mamá cerradas en puños.
"Ve directo al grano, Maryse. Mi hijo. No creo que me hubieras convocado aquí si él no fuera el responsable. ¿O si?" Los ojos de Jocelyn se encontraron con los de Maryse, y Clary se pregunto si así eran las dos cuando se encontraban en el Círculo, las personalidades agresivas de ambas chocando una con otra, creando chispas.
Antes de que Mayse hablara, la puerta se abrió y Jace entró. Tenía el cabello despeinado por el viento frío. Sus manos estaban sin guantes, las puntas de los dedos rojas por el clima, marcadas por runas viejas y nuevas. Vio a Clary y le sonrío rapidamente antes de sentarse en una silla apoyada en la pared. 
Luke, como siempre, se movio para hacer paz. “¿Maryse? ¿Es Sebastian responsable?” 
Maryse tomo un profundo respiro. “Si, si fue él. Y contaba con los Oscuros.” 
"Claro que fue Sebastian," dijo Isabelle. Se había quedado viendo la mesa, pero ahora levanto la cabeza. Su cara era una mascara de odio y furia. "El dijo que venía: bueno, ahora ya ha llegado."
Maryse suspiro. “Asumimos que iba a atacar Idris. Eso es lo que la informacion nos indicaba. No los Institutos.” 
"Por lo que él hizo lo que menos esperaban," dijo Jace. "El siempre hace lo que menos se espera. Tal vez la Clave debería tener un plan para eso." Jace bajo de volumen su voz. "Se los dije. Les dije que él buscaria más soldados."
"Jace," le respondio Maryse. "No estas ayudando" 
"No estaba intentando hacerlo" 
"Yo hubiera pensado que atacaría aquí primero," dijo Alec. "Por lo que Jace dijo, y la verdad — todo el que ama u odia esta aquí." 
"El no ama a nadie," Jocelyn dijo molesta. 
"Mamá, detente," Clary dijo. Su corazón estaba latiendo con fuerza hasta hacerla sentir enferma, pero al mismo tiempo tenía una extraña sensacion de alivio. Todo este tiempo esperando a que Sebastian llegara, y ahora ya había llegado. La espera había terminado. La guerra empezaría. "¿Entonces que se supone que haremos? ¿Fortificar el Instituto? ¿Escondernos?" 
"Dejame adivinar," dijo Jace, su voz resumando sarcasmo. "La Clave convoco a un Consejo. Otra reunion." 
"La Clave ha ordenado una evacuacion inmediata," dijo Maryse, y con eso todos se quedaron en silencio, incluso Jace. "Todos los Institutos deben de vaciarse ahora. Todos los Conclaves deben regresar a Alacante. Las salvaguardas serán reforzadas a partir de mañana. Nadie podrá salir o entrar de allí."
Isabelle tragó “¿Cuando nos vamos de Nueva York?” 
Maryse se puso recta. Algo de su cabello despeinado estaba en su espalda, su boca era una linea, con la mandibula fija llena de determinacion. “Vayan y empaquen,” ella dijo. “Nos vamos esta noche.” 



[1] (Nota del traductor: Cassandra usa el texto en ingles de la King James Bible, pero cometio un error al citar la frase, ella en el texto original dice que es Ezequiel 28:14) 

[2] (Nota del traductor: la isla Wrangel es una pequeña isla localizada en el Noreste de Rusia, no se debe confundir con la Isla Wrangell en Alaska)

[3] (Nota del traductor: en ingles a la azucena se le llama tuberose y a la rosa regular rose, por lo que Clary se confundió)